Después hicimos un ejercicios de relajación: quietitos como una rana. Para ser la primera vez no salió nada mal. Hablamos de monstruos y peluches y los niños que habían traído su monstruo-peluche, lo mostraron a la clase y nos contaron algunos secretitos "monstruosos". Seguidamente recordamos a la Princesa I y sus monerías.
Su llanto continuo y hablamos de la tristeza, de los momentos en los que nos sentimos un poco triste. Para alegrarnos un poco, nos bailamos la cumbia del mono con coreografía, nada sencilla, por cierto. Después hicimos nuestra merienda. En la segunda parte de la clase nos dedicamos a construir un instrumento casero: un cotidiáfono.
Lo hicimos con el Rollo de cartón del papel higiénico, cinta adhesiva, arroz y lentejas. La clase próxima nos dedicaremos a decorarlo porque deberá transformarse en un monstruo.
Una vez que estuvieron terminados los cotidiáfonos, hicimos un juego de ritmos y repeticiones muy chulo.
Y así, se nos pasó la clase volando y sonando.
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